martes, mayo 11, 2010

Gritar

Hoy voy a gritar. No sé qué se esconde tras esta decisión. Quizá rabia, o frustración. Sólo tengo claro que necesito hacerlo o pronto estallaré, cual bomba con temporizador definido desde el día en que apareció en este lugar.
Grito, mientras te siento cada vez más lejos. ¿Es que no puedes escucharme acaso? ¿O es que no quieres hacerlo? Y grito más, con fuerza, dejándome las cuerdas vocales en ese segundo. Grito tanto que duele. Las lágrimas acuden a mis ojos, llamadas por el extraño sentimiento que hoy me invade.
Tal vez he creído ser algo en este mundo que no era. Había tenido la certeza de que mi voz podría elevarse sobre todo esto y llegar a ti. Pero ahora compruebo que no, que por más que grite no vas a poder saber cómo me siento.

Y me rindo. Caigo de rodillas, abatida, sobre el suelo húmedo y observo lo que hay a mi alrededor. La maleza del bosque me rodea, me encuentro en un claro. Intento ver el cielo pero no lo consigo, las copas de los árboles están estratégicamente colocadas para no permitir que éste sea visible. ¿Tú también te escondes de mí? Puedo sentir perfectamente las lágrimas caer sobre mis mejillas pero no me molesto en limpiarlas. Porque nada tiene sentido. Nada...
Pequeñas ramas comienzan a rozar mi piel, provocándome heridas que ni siquiera siento. Y observo mis piernas, ya llenas de cortes sangrantes. Una lágrima cae sobre una de las lesiones formando una curiosa imagen al mezclarse con la sangre. Escuece, pero sigo sin sentirlo del todo. Escucho pasos a mi alrededor; puedo ver las sombras que acechan en cualquier rincón de la espesura, como si me retaran a intentar escapar ya que ellas saben que no podría...pero eso es lo que menos me importa en ese momento. No intento gritar más porque estoy convencida de que no me vas a prestar atención.
Una de las sombras intenta levantarme, quiere curar mis heridas, pero la espanto de un solo gesto. Comienza a darme miedo mi propia ferocidad. Me arrastro lejos de las sombras, haciendo que mis heridas sangren más deprisa. ¿A dónde me dirijo? A cualquier parte, donde no haya nadie. Donde las heridas terminen conmigo, donde el dolor sea lo más placentero que puedas encontrar. Donde mi voz ya no sea necesaria. Donde no haya nadie. Donde habite el olvido.

No sé cuánto llevo buscando este lugar. ¿Horas, días? Estoy destrozada, no puedo mantenerme en pie y mi alma está tan fragmentada que no sé ni siquiera quién soy. Decido intentarlo de nuevo, gritar, pues tal vez desde mi nueva posición puedas llegar a escuchar mis palabras. Lo hago. Grito. Nada. Decido gritar tu nombre, y entonces pienso... ¿A quién grito? ¿A quién estoy llamando tan insistentemente? ¿Quién eres tú y por qué te necesito tanto? La frustración me puede. Vuelvo a llorar. Tu nombre, ¿cuál es? No lo recuerdo, parece haberse desvanecido. La oscuridad comienza a envolverme más y más, no veo nada. Y justo en el último momento, lo recuerdo...
Estaba llamándome a mí.

5 delirio(s):

Bibi dijo...

Coño, que profundo! Casi lloro, no me esperaba ese final.

Idoia dijo...

Coincido con Bianca, no me esperaba ese final. Y yo sí he llorado, viva yo.

tomizada dijo...

o_o joder, estoy empezando a pensar que la idea de amparo sobre el romanticismo fue lo mejor que ha hecho...bravo Thargé.

Tabitha dijo...

cuanto sentimiento, tengo la piel de gallina
de verdad mujer, cuando escribes cosas asi me emocionas
sigue asi:)

Unknown dijo...

Precioso :)

 

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