miércoles, marzo 22, 2017

Hoy le hablé de ti

Aunque no me extendí demasiado. Más bien breve, sin muchos detalles, lo justo y necesario para entendernos. Hoy, que puedo hablar de ello sin dolor, o rencor, le he contado todo lo que llevaba años callando. No sé si me siento mejor, hace tiempo que dejaste de escocer, pero saber que le he confiado los días que tú y yo compartimos juntos me hace pensar dos cosas.

La primera: que puedo hablar con él de cualquier cosa. Tu nombre siempre ha sido una de esas palabras que cuestan pronunciar, de esas que se traban en algún punto entre la lengua y el paladar, pero hoy, por algún motivo, ha salido de mi boca con toda facilidad. Y, si te soy sincera, es agradable al fin tener a tu lado a alguien con quien poder hablar de tu pasado sin miedo a que te juzgue, que tan solo escuche —porque de veras quiera escuchar— y no suelte tu mano en ningún momento de la narración.

La segunda: que te has esfumado. Del todo. A ratos incluso me costaba evocar ese recuerdo que intentaba mantener en mi cabeza, el tuyo, el de lo que fuiste. Y no te miento: me da pena, como si hubiera perdido algo que era muy valioso. Aunque no se me olvida que fuiste tú quien lo desvalorizó por completo.

Al menos, todavía conservo un último recuerdo: el nuestro, el de lo que fuimos. Hoy, es suficiente.


 

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