martes, febrero 28, 2012

Yours


Even today, these lines seem to me something farther
than the echo flying straight to their bloody hearts.
My eyes couldn't look at you without sorrow,
indeed I was aware of your lies.


And now I'm wondering how
it would be being,
for a sec,
yours.
martes, febrero 21, 2012

I can't get it right

Y la cosa es, y siempre ha sido, de la siguiente forma: cuando hagas algo mal, todos se acordarán de ti, todos te señalarán con el dedo por ello, día tras día. Porque lo haces (sea lo que sea) mal.

¿Y qué hay de todo lo demás? Qué hay de las cosas que pasan inadvertidas, y que, a menudo, son precisamente las que más deberían tener en cuenta... No importa, nunca lo han hecho; resultan irrelevantes. Si nadie es consciente de tu dolor será porque no les interesa verlo; y si necesitas que lo vean, no harán más que insistir en cerrar los ojos con fuerza...

¿Y qué importa si llevo necesitando desde hace mucho tiempo que seáis conscientes de que duele? Porque duele, mucho más de lo que vosotros seáis capaces de comprender. Por eso ya no tengo ganas de llorar, ni de malas caras, ni de nada. Ya no me molesta que os autocegarais, que os negarais a pensar que, efectivamente, no podía hacer frente a todo esto sola. Era tan inútil como que algún día lleguéis a daros cuenta de cuánto os he podido necesitar. Pero no importa, ¿no?, puestos a quitar importancia a las cosas.

Tu dolor, tuyo. Tus problemas, tuyos. ¿Lógico, verdad? En ese caso, seguid ambas afirmaciones al pie de la letra, pues si cuando fue momento así os interesó que fuera... que siga siendo así. Es lo mínimo que pido.

Amigo, coloca tu sonrisa, por mucho que cueste. Colócala y déjales que continúen ignorando la realidad.

Que estás roto, completamente roto, y nadie se habrá dado cuenta porque, al fin y al cabo... lo haces mal.
jueves, febrero 16, 2012

C

Una bocanada de aire. O el aire sólo en su estado más puro. Un cosquilleo en las pestañas, el fétido aliento de la tranquilidad... O quizá, simplemente, silencio. No lo sé, en realidad, no lo sé. Qué he estado buscando, qué continuo esperando. Qué...

Esta es nuestra entrada número cien. Tuya, mía, común. Siento que no soy la misma persona que abrió este pequeño espacio; he cambiado, pese a quien le pese, a la par que he dado un paso más, no hacia algo en concreto, simplemente... adelante. Hoy no hay texto, ni reflexión, ni nada en absoluto. Sólo un agradecimiento enorme, esta vez no en general (lo cual no quiere decir que agradezca a todos y cada uno de los que han podido llegar a este sitio y leer alguna de las cien entradas que he publicado), porque nunca especifico y siento que, por una vez, se lo merecen. Y hoy, hoy es su día. Mi agradecimiento exclusivo para ellas. Gracias, primero, a mi adorablérrima pelirroja, siempre ahí, siempre; a mi pequeña, gracias por tu incondicional fidelidad; y por último pero no por ello menos importante, a mi nee bonita, que aunque huya no va a conseguir librarse de mí tan fácilmente. Ellas han sido las seguidoras indiscutibles de este sitio. Por eso, gracias. No imagináis cuánto me hacéis feliz.

¿Y qué le depara a LDG? Quién sabe. Se ha convertido ya en mi diario (un poquito extraño, desde luego), mi compañero de viaje, pues aunque no lo creáis en marzo cumple ya tres añitos. Sea cual sea su futuro, a día de hoy es tan difuso, tan confuso como el mío propio. Porque quién sabe a dónde iré. Quién sabe el significado de eso, lo mismo que he estado buscando con desesperación continuamente. Puede que no sea más que algo místico, o quizá todo se reduce a que he estado esperando un poco de lluvia que sirva para limpiar todo esto...
miércoles, febrero 01, 2012

Doesn't matter

Y yo, precisamente yo, seré la última que se queje. Porque me pasa continuamente, porque comprendo más de lo que puedas creer cómo te sientes. 
Todo pierde el sentido. Todo se vuelve insignificante, irrelevante. Cualquiera puede ser un futuro enemigo. El mal olor se convierte en apestoso, y algo soso en asqueroso, sin más. La oscuridad, que de costumbre siempre te ha parecido de lo más tentadora y agradable, ahora es tan aborrecible como la luz. ¿Qué queda, si es que realmente queda algo?

Puede que las voces durante un tiempo sólo te parezcan irritables. Y, más que probablemente, no te apetezca sonreír porque sí. Pero no importa, en absoluto. No importa que a ellos les importe mientras a ti siga sin importarte, porque a fin de cuentas es tu decisión, y no la suya.

No importa. Y puede que el mundo entero siga sonriendo, pero para mí no lo hará del mismo modo. Porque me encanta tu sonrisa. La de los demás se vuelve turbia, falsa, oscura y sin sentido (exactamente igual que para ti parece todo). Qué curioso, ¿no es así? Pero hay más. Cosas que a menudo olvido recordarte, pero que espero que tú nunca olvides. Que me gusta hacerte rabiar. O que me mires de lado y sepas lo que estoy pensando. Que a veces incluso sin mirarme ya lo sepas. Que me dejes escucharte, hablarte, quererte. Que me encanta acariciarte el pelo, o morderte y fingir que no ha ocurrido nada. Decir tu nombre, en voz baja, como si no supieras que soy yo la que te llama. Aunque, en el fondo, sólo lo hago por mí, para recordar que ese nombre existe, que existes. Me he pasado demasiado tiempo esperándote y, ahora que te he encontrado, no concibo la idea de que pierdas definitivamente tu sonrisa.

Y, por todo esto, no importa; no importa cuánto tiempo pase hasta ese momento mientras tu sonrisa le prometa a la mía, en secreto, que regresará.
 

Blog Template by YummyLolly.com