lunes, noviembre 21, 2016

Nada se compara a esto

Llevo mucho tiempo echando de menos las intensas emociones que me asaltaban cuando era una enana, el tipo de emociones que me robaban el aliento aunque no me diera cuenta, esas que no avisaban. Echo de menos las mañanas de Navidad, cuando me sentía incapaz de continuar durmiendo más horas si sabía que me esperaban mis regalos bajo el árbol. Las sábanas lejos, la ilusión cerca. O lo increíblemente feliz que me podía hacer que me compraran una simple bolsa llena de chucherías en el kiosco de la esquina a la salida del colegio. He perdido esa clase de emociones, se esfumaron hace tiempo, ya no las siento. Ojalá volver a ser niña; ignorar la vida y tan solo exprimirla. Tan fácil.

También echo de menos el atolondramiento del amor adolescente. Pasar los días imaginando situaciones con los mismos protagonistas, consciente de que esas escenas no iban a suceder jamás. Pasar las noches recordando cada mirada, escuchando canciones pop que hablaban de ese «nosotros» que nunca llegó a ser. El cosquilleo en la barriga, unas palabras bonitas. Tan fácil.

He pasado tanto tiempo echando de menos la facilidad con la que antes sentía que no me he dado cuenta de todo lo que he aprendido a sentir. Porque no ha sido fácil, y ahora me doy cuenta. Porque ahora sé que, si hubiera sido fácil, no lo habría sentido así. Tan dentro.

Y hoy me despierto, justo después de haber estado soñando contigo. Y ahí estás, abrazándome. Y me doy cuenta de que es exactamente como ha de ser, como quiero que sea, como siempre soñé que fuera. De pronto se me olvida todo lo que algún día pude sentir, porque nada se compara a esto, y no sé cómo te lo voy a decir.

Pero lo hago, y sonríes. Tan feliz.


miércoles, abril 20, 2016

I'm already gone

No voy a decir una de esas típicas frases que dice todo el mundo. Cuánto tiempo ha pasado, te veo genial, a ver si nos vemos más. No hace falta que las diga. Tú ya sabes que lo pienso. Y yo espero que lo pienses. Porque, por Dios, ¡cuánto tiempo ha pasado! Y te miro y es que te veo genial, de verdad. Y ojalá, ojalá nos veamos más.

¿Cómo estás? Quiero saberlo todo. ¿Qué has vivido? ¿Qué has sentido? ¿Qué has aprendido? Dime qué has aprendido. Dímelo sin que tenga que preguntártelo, como hacías cada una de esas tardes en aquella diminuta habitación, con ceniza en los dedos y un vaso en la mano.

¿Cómo estoy? Bien. No, en serio. Estoy bien. Hay días en los que incluso estoy muy bien. No siempre he podido dar esta respuesta, pero es la que tengo ahora. Sé que te alegrarás cuando te lo diga. Aunque primero deja que ordene todas estas frases y no sean tan solo palabras sueltas cuando abra la boca. Te reirías si lo supieras. Siempre te ha hecho gracia que quiera decir todo a la vez, que mi mente funcione más rápido que mi lengua.

Podría hablarte de muchas cosas, pero lo más seguro es que me vaya sin haberte dicho nada. ¿Y tú? ¿De qué me hablarás? Podrías hablarme de lo que vas a hacer mañana o de lo que vas a hacer dentro de cinco años o al menos de lo que te gustaría hacer. Eso me vale. Podrías hablarme de tu último viaje o de la última canción a la que te has enganchado o de ese póster medio roto que tenías colgado en una esquina de tu cuarto. ¿Todavía está ahí? Seguro que todavía está ahí. Podrías hablarme de tus amigos, sé que han cambiado. Hay mucho que ha cambiado. Yo he cambiado. ¿Y tú? Podrías hablarme de ella. ¿Me hablarás de ella? Yo podría hablarte de él. Y al final seguro que nos vamos sin habernos dicho nada.
viernes, enero 29, 2016

Fuego



Sometimes I hope that fire of yours is burning you out.
Such a shame you ran away from the ocean.
 

Blog Template by YummyLolly.com