domingo, mayo 01, 2011

El cristal


¡Cuánta ilusión puede provocar dibujar en un cristal empañado! Cuidadosamente y con determinación, aprieta su fino dedo sobre el vidrio helado trazando líneas sin sentido, para aquí y para allá. Nadie la detiene porque la ven entretenida con la actividad, y eso no es algo que suceda todos los días. Al cabo de un rato, toda la ventana muestra una serie de líneas, círculos, garabatos al fin y al cabo, hechos por alguien que todavía no sabe descifrarlos. Sin embargo, cualquiera si se esfuerza puede interpretarlos. ¿Acaso ese redondel trazado torpemente no es sino el claro símbolo de las buenas notas que va a sacar en el futuro? O aquellos puntos de allá, ¿no se pueden distinguir las dulces notas de una canción que compondrá mucho más adelante? No, claro que no. Porque, sin ninguna duda, nada de todo esto se puede llegar a adivinar de sus dibujos. Es demasiado temprano para poder saber nada sobre su porvenir. De todos modos, ella tampoco está demasiado interesada. Sostiene el dedo índice en alto, con la yema humedecida, tras haber hecho todo aquello, y contempla su obra unos instantes muy satisfecha. Es, con diferencia, lo mejor que ha hecho en todo el día. La sonrisa no le cabe en el rostro. Y si supiera, si pudiera interpretar cada uno de sus rayajos, disfrutaría aún más de aquel instante de felicidad, sentimiento producido por el trabajo bien hecho. "¡Alice, ven aquí!". Lo bueno no dura siempre. Incluso ella, con cinco años, lo sabe. Su disfrute acaba con las palabras de su madre. Obediente, acude a la llamada, dejando la ventana sola y sin nadie que la admire.

Y ojalá ese momento le hubiera durado más.

1 delirio(s):

Bibi dijo...

No sé si es porque hoy estoy sensible o que pero me he emocionado mucho, de hecho estoy a punto de llorar. Aunque tu siempre logras emocionarme. Jooo que bonico.

 

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