domingo, septiembre 05, 2010

Vacío


Miro por la ventana el océano de oscuridad que se abre ante mí. Voces, gente, coches, luces, ruido. Y vacío. Veo un vacío, y lo siento en lo más profundo de mi ser. Me estruja las entrañas, me impulsa hacia abajo. Me ciega, me aturde. A penas recuerdo quién era yo antes de todo esto.


Llegas, como cada noche. Impaciente, indescifrable. Loco de atar. Sediento de amor, de pasión. Y aunque estás frente a mí, no te veo. Por más que lo intente no consigo encontrar al hombre del que me enamoré detrás de esos ojos, que ahora me observan algo confundidos por el frío y distante recibimiento que te he dado. Aún así, sé que debe estar ahí. En alguna parte. Quizá el tiempo te ha hecho cambiar, o quizá antes todo era...diferente. Porque era nuevo.

¿Se puede gastar el amor? ¿Hemos hecho un uso excesivo de él y por eso ahora todo me parece irrelevante? Necesito recordarlo. Necesito que me recuerdes quién eres, lo que quieres y esperas de mí. No logro acordarme de los motivos que me llevaron a acabar a tu lado, aunque algo me dice que son muchos. Recuérdamelo. Por qué se me escapaba una sonrisa adolescente cuando me mirabas, o por qué el roce de tu piel me parecía la más maravillosa de las sensaciones. Por qué besar tus labios era sentirse libre. Por qué al encontrarme entre tus brazos deseaba que el tiempo se detuviese para siempre. Por qué aquel paseo, aquel helado o aquel amanecer eran tan espectaculares simplemente por el hecho de estar a tu lado. Ahora nada de eso me resulta interesante. No tiene sentido, ya no.

Recuérdame por qué vuelves esta noche, conmigo. Tú todavía pareces recordarlo todo y, lo más importante, sentirlo como el primer día. ¿Qué me ha pasado? ¿Qué nos ha pasado? Una lágrima tímida resbala por mi mejilla. Tratas de limpiarla; me niego. Ahora parece que eres tú el que necesite llorar. ¿Lloraremos juntos? Puede que sea lo último que hagamos, el final de un sueño. Nuestro sueño. Reúno el valor necesario para mirarte a los ojos. Los tienes ligeramente empañados, tristes, desesperados por no saber qué hacer ni qué decir. ¿Pero qué es lo mejor en estos casos? Pronuncias mi nombre en un susurro, con ternura, como si fuera la palabra mágica de un extraño hechizo que sólo tú conoces y antes podía arreglarlo todo. Antes, sí... ¿Y ahora? ¿Habrá un hechizo que repare todo ahora?

Te das la vuelta, recoges tu chaqueta, tu móvil y tu paquete de tabaco. Miras una última vez por encima de tu hombro, a sabiendas de que te falta recoger lo más importante: el amor. Pero ya no está aquí. En su lugar sólo ves a una mujer que te hizo feliz, muy feliz, y que comienza a sentirse culpable de toda la situación. Ésa a la que todavía amas y que creías que te correspondía...para siempre. Los golpes más duros de la vida son los inesperados, y deseas que todo sea una pesadilla...

Y te vas, dejándome sola. Con todo y con nada. Con miles de recuerdos y ningún sentimiento dentro de mí. Con mis lágrimas, mis sollozos, mis ganas de gritar...

Con mi vacío.

3 delirio(s):

Bibi dijo...

Que bonitoooo, si no fuera porque ya no tengo lágrimas y tampoco me apetece llorar, lloraría. Doug mio, estoy demasiado sensible estos días, esto no puede ser, yo no soy así. ¿O si?

Azura Schuy dijo...

TT.TT no puedo decir nada.

Shony dijo...

Aich...

 

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