viernes, septiembre 03, 2010

Summer, lovely summer

Es sabido por cualquier persona humana (incluso alguna que no lo es tanto) que el año cuenta con cuatro maravillosas estaciones, aunque para mí la única maravillosa sea invierno. Y como cada año, el verano llegó con sus vacaciones, su buen tiempo, su playita, su tumbona y su cervecita. Y lo que para otros puede ser los mejores días entre los 365, para mí se convierte en un infierno de calor, mosquitos, sofoco y terrible aburrimiento. Esto se debe a que mis padres, como son tan considerados, me obligan a pasar todo el verano en una casa cochambrosa, en un pueblo diminuto en el que lo más interesante que puedes hacer es ver como un gato persigue a un perro (realmente pasó, y no sólo una vez).

En el fondo, comienzo a acostumbrarme, lo cual no quiere decir que no odie con todo mi ser ese maldito día de julio en el que mi madre entra a mi habitación y me dice: dentro de X días, nos vamos a las Alquerias (el pueblo en cuestión). Mi cara es todo un poema. Mis progenitores, intentando remediar un poco todo el sufrimiento que me causa estar allí, se ofrecen a llevarme y traerme (una vez a la semana) a mi ciudad natal donde están mis amigos. O en otros casos vienen ellos a pasar el día.

Ellos, mis amigos, no es que sean gente muy normal (vamos, se juntan conmigo, con eso lo digo todo) y, por tanto, pasar un día con ellos tampoco lo es. Si le sumamos las altas temperaturas a las que podemos llegar un día de verano y la terrible revolución hormonal que llevan encima los pobres, el resultado puede ser catastrófico. Probablemente si juntásemos una pelea de trozos de hielo (no cubitos, no, trozos enteros como una mano de grande), una moto invisible que se parecía más a una postura del Kama Sutra, una niña tocapelotas que pensaba que dos de nosotros eran gays porque decían que chupar un pipo era como chupar una polla (sí, muy discretos ellos también...), unos higos adictivos al lado de la piscina y unas super-heroínas que obtenían sus super-poderes gracias a un bicho acuático...conseguiríamos, en un breve resumen, describir todo lo que ha sido el verano para mí. Porque los otros días, sencillamente, no era persona.

Por suerte, el verano ha concluído. A la mierda el pueblo, a la mierda el calor y a la mierda los gatos que me acosaban por allí. Por fin he vuelto a casa, a mi habitación con Internet y la posibilidad de largas horas viendo series y chorradas varias. En resumen: septiembre, te amo.

Y es en ese momento, al nombrar su nombre, cuando te das cuenta. Septiembre. Instituto. Primer año de bachiller humanístico. Todo el curso estudiando a lo bestia...

Y retiro todo lo dicho.

PD: Y cuando digo todo, es TO-DO (Bea dixit).

0 delirio(s):

 

Blog Template by YummyLolly.com