domingo, enero 04, 2015

Track 5

You were all I wanted,
but not like this.

Era septiembre y aún no había terminado de limpiarme las lágrimas cuando todo empezó.

Sabía lo que me ocurría no porque lo hubiera sentido antes, sino porque lo había visto cientos de veces en cientos de películas de Hollywood. Presentaba todos los síntomas que yo relacionaba con la palabra que empieza por "a" (y, por favor, no me hagas decirla, ni siquiera hoy puedo pronunciarla). Trastocaste mi rutina por completo. Soñarte cada día, pensarte sin descansos. No poder dejar de mirarte, de necesitar tu voz. Volverme loca tras días sin verte. Y los vuelcos en el estómago cada vez que alguien decía tu nombre. Me había convertido en aquello que escribía en mis historias, sin saber que, al igual que ellas, la nuestra no iba a tener un final feliz.

Y me arrastraste, poco a poco, a tu lado. El abismo era impresionante, pero nunca tuvimos vértigo, al menos yo no. Bajaste la persiana y el mundo desapareció. Entre aquellas cuatro paredes descubrí una realidad alternativa en la que y yo podíamos convertirnos en un nosotros, y sabía demasiado bien. Me enseñabas a cerrar los ojos sin dejar caer los párpados, a reír tan fuerte que la risa se transformaba en silencios y miradas. Me dejabas escuchar acordes que nadie había escuchado antes, sin saber cuánto significaba aquello para mí. Me hablabas de películas independientes, de clásicos que nunca leíste, de grupos de los ochenta que nadie conocía. Y todo parecía demasiado, simplemente demasiado. ¿Lo sentías? Todo. Hubiera apostado que sí, aquella noche, cuando me sonreíste de aquel modo mientras me presentabas a toda tu familia, uno por uno, en plena cena. Dime, ¿lo sentías? Cuando atrapaste mi brazo, cuando volviste a llevarme a nuestra realidad. Rápido. La persiana bajada, nuestra canción en tu reproductor. Mi cabeza sobre tu hombro, tu brazo en torno a mi cintura. Y volvíamos a ese nosotros.

Puede que fuera precisamente el hecho de tener que mudarnos a otro mundo para poder ser eso lo que te hizo decirme adiós cuando ni siquiera me habías dado un hola en toda regla. Sabías muy bien lo mucho que quería hacer de aquella realidad la única realidad posible, pero nunca decidiste del todo qué era lo que tú querías. Porque la única vez que probé tus labios sabían a todo menos a ti. Y el abismo se hizo cada vez más grande, y de repente el vértigo fue demasiado. Demasiado, como todo. Casi de manera gradual, nos perdimos. En conciertos, entre gente diferente. En un mundo en el que yo era yo y tú eras tú. No volvimos a hacer nada de lo que hacíamos y no volvimos a soñar, como si jamás hubiéramos ocurrido en absoluto.

Por eso, hoy, ya no tiene sentido. Los recuerdos permanecen pero es demasiado tarde para volver a bajar la persiana. Me encantaría creerte cuando dices, muy convencido, que has cambiado, pero la verdad es que los dos sabemos que lo único que sientes es el mismo miedo, el mismo vértigo. Hoy, ya no tiene sentido. Porque me dejaste sola con todo lo que habíamos creado, cuando lo único que tenías que hacer era quedarte.

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