Porque te tengo, y no. Benedetti lo supo antes que yo. Es graciosa la forma en la que me persiguen esas dos palabras, aunque ni siquiera me gusta considerarlas como tal. Ese "y no", ese "casi pero nada", la historia de mi vida. Algo pasa y no. No hay nada, nada en absoluto. La negativa que acecha cada uno de mis pasos convirtiéndolos en fracasos andantes. ¿Lo soy? Un fracaso, una increíble decepción...
Tengo miedo de provocar que esto se transforme en eso. Porque tengo miedo de que pase. De que nos persiga también. Porque Benedetti lo dejó claro: que te acaricio y no, que te beso y no, que te abrazo y no...
Tengo miedo de provocar que esto se transforme en eso. Porque tengo miedo de que pase. De que nos persiga también. Porque Benedetti lo dejó claro: que te acaricio y no, que te beso y no, que te abrazo y no...
Hoy necesito pedirte algo. Lo necesito y lo deseo. Así que, hazme el favor, no comiences. Vete.
Y no.
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