Hacía mucho, mucho tiempo que no me emocionaba tanto al leer algo. Y mucho más un poema. Que soy una loca empedernida de la literatura está bastante claro, pero la poesía justamente nunca ha sido algo que me haya enloquecido. Prefiero mil veces una buena novela, un texto narrativo bien organizado, fluido y capaz de sacarte una sonrisa, una lágrima, lo que sea. No obstante de vez en cuando siempre me sorprendo leyendo algún poema (sobre todo si su autor se apellida Poe), y rara vez en español. Así que me descubrí hace un par de días leyendo este poema de Mario Benedetti (uruguayo, para tu sorpresa) de pura casualidad. Se me encogió el corazón, como si me hubieran descubierto haciendo algo malo o hubieran adivinado mis sentimientos. Lo segundo, en realidad, pues me hizo sentir absolutamente yo, no guardo ninguna palabra para describir lo cerca que me hizo sentir este poema. Y supe que debía dejarlo aquí, en este sitio lleno de recuerdos y tonterías. Una vez más, lo segundo, en realidad.
También hacía mucho, mucho tiempo que quería hacer esto. Como podéis apreciar, le he hecho un lavado de cara total al blog, desde el diseño hasta el nombre. El motivo es el de siempre, que sentía que necesitaba un cambio este rincón. Algo de frescura, pues se había estancado, tanto él como yo. La idea es retomarlo y no dejar que caiga en el olvido, quiero seguir creciendo con él. ¿Y por qué Where were we?, de la infinidad de nombres posibles? Siempre me ha hecho gracia la combinación de esas tres palabras en inglés, y a menudo me hace pasar ratos reflexionando sobre esa pregunta. Where were we. Dónde estábamos. Para mí cada día tiene una interpretación distinta y espero que vosotros hagáis las vuestras. Respecto a las posibles respuestas, prefiero guardarme las mías. Y el subtítulo es el mismo de antes, una frase de la mítica Eleanor Rigby con la que siempre me he identificado.
Pero la cosa, definitivamente, ha ido de cambios últimamente. Estas vacaciones más que para disfrutar van a ser para recuperarme, con paciencia, y poder comenzar una etapa (como decía en mi última entrada) con todas las fuerzas necesarias.
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