Me relaja observar el agua. Siempre está en movimiento, nunca se detiene. Ni siquiera cuando ningún bote cruza el río, ni cuando el viento desaparece y no mueve la superficie. Nada la detiene. Supongo que me gustaría ser agua, aunque siempre he sido fuego, y siempre he tenido miedo de consumirme. Sin incorporarme, todavía apoyada en la barandilla, giro la cabeza hacia él. Está mirando el río fijamente. Y algo en sus ojos hace que, en ese instante, lo comprenda. Porque Stiles es agua, y yo me muero de sed.
martes, septiembre 01, 2015
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