Cuando despiertas y todavía te queda el sabor de ese rocambolesco sueño... Esa sensación que no deja de ser un producto más de tu subconsciente, el último rastro de un delirio que tú no has querido, no has deseado, o al menos eso crees. No lo has decidido tú, aparentemente; ha sido tu mente durante ese estado de abstracción que te ha mostrado algo oculto, algo que estaba y que tú desconocías. ¿Sabes ya de qué sensación te hablo? Hoy la siento en cada milímetro de mi piel, fluyendo por mi sangre, empañando mis pupilas. No son lágrimas, no me malinterpretes, sino un velo aturdidor que me impide regresar del todo a la realidad.
Puede que sea innecesario hasta para mí, pero hay cosas que te van matando día tras día, y el único modo de aliviarlas es, por unas horas, esa abstracción. Lo gracioso es que incluso dentro de ella es imposible evitar esos sigilosos detalles que aluden irremediablemente a lo que te espera fuera de ella. Y te recuerdan lo que vendrá después, o incluso lo transforman para que duela todavía más.
¿Real o no?
Y con esta sensación todavía de haber estado durante largo rato en un lugar lleno de paz, injustificaciones, algo de rebeldía..., regreso. Para recordarnos que incluso ahora, que no estás aquí, no voy a dejar de pensar igual.
Todo acaba en este mundo menos lo que nunca empieza. Y, definitivamente, yo no quiero vernos terminar.
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Ultima frase, Marvin. Me encanta.
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