Y la cosa es, y siempre ha sido, de la siguiente forma: cuando hagas algo mal, todos se acordarán de ti, todos te señalarán con el dedo por ello, día tras día. Porque lo haces (sea lo que sea) mal.
¿Y qué hay de todo lo demás? Qué hay de las cosas que pasan inadvertidas, y que, a menudo, son precisamente las que más deberían tener en cuenta... No importa, nunca lo han hecho; resultan irrelevantes. Si nadie es consciente de tu dolor será porque no les interesa verlo; y si necesitas que lo vean, no harán más que insistir en cerrar los ojos con fuerza...
¿Y qué importa si llevo necesitando desde hace mucho tiempo que seáis conscientes de que duele? Porque duele, mucho más de lo que vosotros seáis capaces de comprender. Por eso ya no tengo ganas de llorar, ni de malas caras, ni de nada. Ya no me molesta que os autocegarais, que os negarais a pensar que, efectivamente, no podía hacer frente a todo esto sola. Era tan inútil como que algún día lleguéis a daros cuenta de cuánto os he podido necesitar. Pero no importa, ¿no?, puestos a quitar importancia a las cosas.
Tu dolor, tuyo. Tus problemas, tuyos. ¿Lógico, verdad? En ese caso, seguid ambas afirmaciones al pie de la letra, pues si cuando fue momento así os interesó que fuera... que siga siendo así. Es lo mínimo que pido.
Amigo, coloca tu sonrisa, por mucho que cueste. Colócala y déjales que continúen ignorando la realidad.
Que estás roto, completamente roto, y nadie se habrá dado cuenta porque, al fin y al cabo... lo haces mal.
2 delirio(s):
Creo que se porque va esta entrada. O no. Independientemente de lo que sea, sabes que para mi no lo haces mal.
Pues yo no veo de qué va. Y espero que no pienses que no me importa y que cierro los ojos para no verlo. Es que soy gilipollas y nunca me entero de las cosas si no me las dicen claramente.Sorry!
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